Dulce retorno de Sting a Cap Roig - El británico presenta una revisión de su cancionero en solitario y junto a The Police...
Un año después de la última visita de Sting a Cap Roig, el público de este festival recibió de nuevo con calor y complicidad al músico inglés. Si en la edición del 2018 Gordon Sumner -nombre de nuestro artista en el registro civil- compareció haciendo equipo con el jamaicano Shaggy, ayer por la noche lo hizo en primerísima persona. Sting presentaba su trabajo discográfico más reciente, My songs, publicado en mayo de este año, en el que ha decidido revisar parte de su cancionero de las últimas décadas, ya se trate de su obra en solitario o de la que grabó formando con el grupo The Police.
Se vivió, pues, un bonito espíritu de reencuentro en estos jardines del Baix Empordà. Y también, todo hay que decirlo, se palpaba en el ambiente cierta sensación de alivio. El traspiés de salud sufrido por el músico a principios del mes de julio, había motivado que estos últimos días muchos aficionados albergaran serias dudas respecto a si su concierto en Cap Roig podría celebrarse finalmente, ya que el músico tuvo que anular diversas citas, la última de ellas el lunes de esta semana en la ciudad de Bonn.
Por fortuna los astros se han alineado correctamente. La infección viral de garganta que había mantenido a Sting en el dique seco desde el día 8 hasta hace muy poco es ya pasado, para gran satisfacción de los aficionados congregados anoche: un total de 2.108 espectadores, según indicaron fuentes de la organización a La Vanguardia, lo que supone el primer sold-out del festival este año.
Nada más salir al escenario, y antes de entrar en materia, Sting se dirigió al respetable. Vestido con una camiseta negra, saludó con un “bona nit”, dando cuenta en un más que correcto castellano de los problemas de voz que ha atravesado estos últimos días. “No quisiera tener que cancelar ninguna otra actuación. Así que, si os parece bien, esta noche haremos un concierto un poco diferente. Más íntimo, más tranquilo, más fácil para mi voz”. Dicho esto, arrancó con una lectura de Roxanne de contornos dulces, coordenada que también siguió en el segundo tema de la noche, Every little thing she does is magic, que el público coreó a placer. Y es que pese a la tranquilidad anunciada por el músico, que ciertamente administró las fuerzas apoyándose a menudo en los coristas, el ambiente tardó pero que muy poco en caldearse.
La temperatura empezó a subir con Message in a bottle, al tiempo se crearon los primeros episodios de épica mediante la siempre imbatible Englishman in New York, que la gente saludó con particular entusiasmo. El británico prosiguió con Brand new day, pieza que le dio pie a bromear a costa del armonicista del grupo, formado por siete elementos, entre ellos su guitarrista habitual, Dominic Miller, y también a la guitarra su hijo, Rufus Miller.
La actuación de Sting y sus músicos en el festival de Cap Rpig prosiguió sembrando estimulantes momentos y recuerdos en la línia antológica que se ha descrito. En el tramo final del concierto desgranó gemas como Desert rose, composición que sirvió con un cuidado arreglo de brillos orientales en ocasiones. Por no hablar de grandes hits grabados junto a su anterior grupo como Every breath you take, otro de esos temas que, ciertamente, marcaron una época y siguen deslumbrando por su excelente estado de forma, siempre a prueba de ese juez tan estricto llamado tiempo. King of pain y Next to you abrieron la tanda de bises de velada.
(c) La Vanguardia